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Tuesday, May 25, 2010

LAS BUENAS INTENCIONES Y EL CAMINO DEL INFIERNO

Pudiera parecer algo asombroso que el régimen cubano se haya decidido a reconocer en la iglesia cubana un interlocutor para temas como el de la liberación de los presos políticos. Pero, ¿es realmente tan asombroso recurrir a una jugada como ésta cuando es una de las más lógicas de cuantas podían hechar mano?
No estamos hablando acá de una iglesia como la polaca, cuya presencia en la vida del pueblo era amplia y muy fuerte, sino de una iglesia que fue vilipendiada y reducida a categoría de idiotas, anticientíficos, reaccionarios, etc, durante tantos años. Ir a la iglesia podía ser un verdadero problema para quienes querían estudiar buenas carreras, pero incluso el desecho de las carreras, aquél que nadie quería: pedagogía. A los niños se les animaba a burlarse de los sacerdotes y monjas y de los que ellos representaban. Las iglesias eran blanco de los tirapiedras de cuanto niño aburrido pasara por una de ellas.
Los escasos disidentes eran asiduos a la iglesia a pesar de que ésta nunca quiso ni pudo ser refugio ni escudo moral para ellos. En fin, en Cuba se vivió un clima de intolerancia notable hacia las religiones durante décadas. Finalmente, un día de fines de los 80, Fidel Castro decidió que ya era tiempo de hacerlos partícipes y de montar a su destartalada carroza revolucionaria (al menos en los escalones) a los representantes de esas antes vapuleadas religiones. Fue entonces que sale a la calle el libro donde se recogen las conversaciones entre Castro y el religioso Frei Betto, un teólogo de la "Liberación". Desde la aparición del mencionado libro, fue como el pistoletazo de salida para los miles que ocultaban sus creencias. Se les permitió entonces el dudoso honor de ingresar en el Partido Comunista, o sea, a los que creen en Dios, en lo sobrenatural, en lo espiritual, se les permite como un grandioso favor pertenecer a una organización materialista, atea, marxista-leninista, cuyos postulados principales son precisamente la negación de Dios y el espíritu.
A todos los religiosos cubanos que se sumaron a esta triste comparsa de la burla más obvia, no les bastó con esconder su fé o sus creencias durante años cagados de miedo sino que en cuanto vieron el peligro pasar aplaudieron a quien mismo les destruyó sus vidas.
Algunos hablan de reconciliación, lo cual no es malo, pero para que las reconciliaciones existan tiene que haber un profundo sentido autocrítico de cada una de las partes, cosa que no vemos de un lado ni de otro, pero por parte del gobierno cubano, la ausencia de esa autocrítica está suplantada por una prepotencia sin límites. no creo que la iglesia de Cuba y mucho menos el señor Ortega, traigan cambios significativos a lo que más necesita el pueblo cubano: instituciones civiles, democracia, un verdadero Estado de Derecho. Lo más que logro ver hasta ahora es un General que siempre ha sido y es el segundón, haciendo una pantomima con un cardenal que más parece muñecón de carnaval mientras advierte "y no lo hago porque me critiquen". Pero en fin, en eso ha parado Cuba desde hace años. Una comparsa de sirvientes que ya huele a podrido mientras levanta muñecones de sonrisas dibujadas.

Tuesday, May 11, 2010

TODOS A VOTAR

Si hay algo que es completamente rículo en el sistema político cubano se trata de las mal llamadas elecciones. Todo personero del régimen se llena la boca para decir que "tenemos el sistema más democrático del mundo", parafraseando al invicto líder. Francamente, pienso que hay quien se lo cree, incluso algunos pocos de ellos mismos, no de los que están más cerca del poder, por supuesto. Los que están más arriba saben perfectamente que ni son elecciones ni son candidatos elegidos por el pueblo. Se ufanan de que no hay necesidad de campañas electorales y que basta con esa cuartilla de papel pegada en una vitrina o en una pared con una síntesis biográfica del supuesto candidato. Unas palabras que no dicen nada y por lo único que se caracterizan es por su tediosa y conocida similitud con todo documento oficial.
Nadie se pregunta quién escogió a esos delegados que estan pegados a esa pared o vitrina. ¿De dónde salieron? ¿De la nada? Por supuesto que no. Los eligió el Partido que a su vez responde al Consejo de Estado que no es más que un caprichoso y megalómano anciano que dá ordenes desde una cama o sillón de balance.
Un delegado en Cuba podría ser una especie de personaje casi cantinflesco, pero ni siquiera eso porque simpáticos no suelen ser, los pobres. Un delegado no cuenta con ningún poder para cambiar, reformar, ni siquiera transmitir la voluntad de un "electorado" que no es más que una masa de corderos que perdió la voluntad hace tiempo. Nadie preguntará por el presupuesto de las Fuerzas Armadas, ni por el medio ambiente, ni por la escasez genaralizada de alimentos, ni por las medidas que tomará el gobierno para enfrentar los problemas de vivienda en el país, ni por fomentar empresas pequeñas privadas.
No, eso no es a lo que un ciudadano cubano común puede recibir respuesta. Deberá conformarse con una especie de pantomima de lo que no es. Una electora se queja de que su TV aún no se lo han arreglado. Otro por allá dice que hay un bache en la calle tal que lleva tres años en la misma situación o que si alguien mueve los tanques de basura por la noche, o que hay una tubería rota en otro lado o que el pan de la panadería tal no está saliendo bueno y así. Eso es lo que entienden en Cuba por "gobernar" y por "poder del pueblo". Toda una mascarada. Los votos a cada falsa solución que promete el delegado son por unanimidad como marca la mejor tradición socialista.
Luego vienen "observadores", los llamados "amigos de Cuba" y se marchan a sus países maravillados por el nivel de confianza del pueblo en su gobierno y de la transparencia de unas elecciones ejemplares con urnas custodiadas por pioneros.
Realmente patético.