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Wednesday, January 26, 2011

¿DE QUÉ NOS REÍMOS?

A los cubanos nos encanta el choteo pero a veces nos falta un poco esa vena que nos permite reírnos de nosotros mismos, al menos de nuestras propias idioteces. Nos encanta embromar a los otros y considerarlos unos “comemierdas” con toda la naturalidad del mundo. Presumimos mucho, eso sí. Sólo unos pocos se detienen a pensar con amargura cuan imbéciles hemos sido de creer a un solo hombre todo lo que nos decía desde una tribuna. Hemos soportado durante 50 años que se experimentara con nuestra nobleza, nuestros estómagos, nuestros hijos, nuestros parientes, que se nos convirtiera en bufones, en autómatas, en chivatos o en parias. Sé que duele, pero hay que asumirlo. Hay quien dice que el cubano soporta de todo gracias a su humor, pero no olvidemos que la tasa de suicidios, algo celosamente ocultado por el régimen, es de las más altas. Y no es para menos. Hoy desde el exilio, uno se pregunta cómo pudo pero al mismo tiempo, ¿cómo hemos sido tan idiotas? Oigo a muchos turistas que con frecuencia me dicen: "en Cuba la gente se ríe, están alegres". Como si yo no conociera qué es esa sonrisa nuestra que ya viene dibujada. Pero ¿para qué tomarme el trabajo de explicarles lo que no entenderán?


Para saber cuanto se han burlado de nosotros podemos remontarnos al ya lejano 1959. El máximo líder prometía de todo, desde abundancia, igualdad y eliminación de las injusticias hasta una revolución mundial. Su afán de protagonismo es lo que siempre se mantuvo vigente por encima de todo. Su omnipresencia no nos abandonó nunca, hasta el extremo de que uno de los tantos motes que le llegaron a aplicar fue el de “Patrón de Pruebas”, pues se decía que permanecía más tiempo en pantallas y micrófonos que cualquier otro personaje o evento. Quiso imponerse como abogado (muy malo por cierto mientras ejerció) pero como es u
n tipo decididamente de cabeza como el concreto, lo mismo opinaba como historiador, filósofo, agricultor, médico, estratega o cineasta.

De sus delirios nos quedaron amargos recuerdos: el enterramiento de un cubo (balde) en el Parque Coyula como simbolismo de que no habría más problemas de agua corriente en el país. Hoy en día todos sabem
os que la escasez de agua se hizo crónica. Imposible olvidar la rabia ante aquellos grifos que abrías y expulsaban aire. En los edificios las bombas dejaban de funcionar a causa de la falta de piezas. El agua caliente dejó de existir prácticamente y aquel cubo enterrado se convirtió en el verdadero protagonista de la situación del agua a nivel nacional.

Con el proyecto de arrozal gigante de la ciénaga de Zapata prometí
a que jamás faltaría el arroz y que se dejaría de importarlo. El disparate fracasó y en cambio corrieron grave peligro los valiosos cocodrilos de la reserva natural. El café Caturra que no solo provocó deforestación, sino también que el buen café desapareciera del diario amanecer de los cubanos, siendo sustituido poco a poco por aquella cosa que llamaban “café mezclado” y que los más realistas llamaban “agua de culo”. Los cruces de ganado Cebú con Holstein para obtener ganado de doble propósito, el F1, fue un fiasco que no le bastó y se intentó el F2. Resultado: ni carne ni leche. Destruyó la ganadería cubana.
Los cubanos llegamos a comer de todo, cuanta bazofia nos podíamos llevar a la boca. Incluso antes de que en los países de Europa del Este comprendieron que el comunismo es una mierda, pues se nos acabaron las latas de pollo “a la Jardinera” y las ensaladas de col encurtida de Bulgaria, el café polaco instantáneo “Inka”, las latas de carne “Slava”, la leche condensada “La Sierra”. Desaparecieron incluso aquellas latas de carne de cerdo Mai-Ling que nada tenían que ver con Europa del Este. Pasamos de este modo a consumir unos asquerosos engendros con nombres tan piadosos como pretenciosos: Frikandel, Masa Cárnica, Picadillo “Extendido” o “Texturizado”. Aparecieron en el menú cosas tan estrambóticas como queso de papa, croquetas de col o flan de clara. A Nitza Villapol ya no le quedaba forma de exprimir su castrismo y transformarlo en platos comestibles.

Si vamos a hablar de la ropa, hay tela para cortar. ¿Quién no recuerda aquella cosa que llamaban Libreta de Productos Industriales? Aquellos pantalones chinos “Cockatoo” (Cacatúa) que brillaban como tornasol y que acompañados por aquellos calzoncillos “Taca” te freían la huevera. Cuatro calzoncillos al año se suponía que bastaban.
Con la llegada del espantoso láster la población de la isla ya debía hacer mayor esfuerzo por conseguir jabón pues las prendas sintéticas además de conspirar contra la durabilidad del jabón y el desodorante, hacían sudar a mares. Los cubanos estábamos ya dependientes de aquellas prendas artificiales de mala calidad que nos hacían generar más estática que una termoeléctrica.

Las mujeres sufrían lo indecible sin sus almohadillas sanitarias, la tan buscada “Intima” de las cuales había un modelo que le llamaban “Juantorena” porque se corría palante y patrás.

¿Recuerdan la famosa libra de azúcar, aquella que le donamos al “hermano pueblo chileno”? Nadie volvió a recuperar jamás su libra de azúcar y Pinochet siguió en el poder hasta el retorno a la democracia en Chile.


La última vez que ví un TenCent de la Habana estaba lleno de porquería. Los cristales de las vitrinas habían sido sustituidos por sucias tablas o cartones sobre los que descansaban lo mismo un meruco, un calzador de zapatos o un pestillo. En la puerta, un anciano con una chaqueta vieja y de color indefinido, pegajosa del churre, intentaba vender unas piedras de encendedores. Un dolor ver todo aquello. Era como un símbolo de toda la desgracia que nos cayó por tragarnos aquellas mentiras.

No somos un pueblo “heroico e invicto”. No somos más que el hazmerreír para unos, instrumentos de política para otros y mulos de carga para empresarios de otros países.
¿Nos reímos?



Tuesday, January 25, 2011

LENIN

Desde más o menos 1964 comienza con furor a aparecer la imagen de Vladimir Ilich Ulianov (Lenin) en la iconografía revolucionaria cubana. Una imposición más del delirante líder que con el transcurrir del tiempo, se hizo más y más abundante: posters, libros, revistas, folletos, películas, documentales, obras de teatro, estatuas, bustos, postales, pegatinas y hasta libros para niños.
El mayor problema no era encontr
árselo constantemente, sino que había que dispararse toda su bazofia como si de purgante se tratara.
Recuerdo un poster con una foto de la enorme cabezota calva que me miraba fija y severamente. Decía: "ESTUDIEMOS SU OBRA, SIGAMOS SU EJEMPLO". Había sido impreso por aquel tanto poderoso como improductivo y ridículo Departamento de Medios de Propaganda del Partido.
Hubo infelices a los que les fue impuesto incluso antes de nacer el nombre
"Lenin" y que aún andan sueltos por ahí. Por supuesto había montones de Vladimir.
Me viene a la mente el tristemente célebre venezolano Ilich Ramírez, amigo de Chávez y autor de sangrientos atentados terroristas que anduvo por Cuba perfeccionando su arte de matar.
En medio de toda la hemorragia de obras soviéticas, Lenin ocupaba un lugar preponderante. Era obligatorio en la escuela. Todos debíamos definirnos como marxistas-leninistas y rendir honores a la foto de aquel calvo que a muchos desagradaba.

Un amigo mío, un negrón de Pinar del Río, de
cía: "¡Qué coño tanta foto del viejo ese en vez de poner a Martí o a Maceo o a Máximo Gómez!". Y ese era en efecto el sentir de muchos cubanos que veían a este intruso ocupar el lugar de muchos de nuestros próceres o incluso aquella irritante simbiosis gráfica en la que se colocaba a Martí junto a Marx y Lenin.
El Partido y sus propagandistas hacían de las suyas como siempre han hecho, diseminando todo tipo de rumores, fábulas y leyendas absurdas pero que en un pueblo tan desinformado como el cubano, había quienes las creían.
De Lenin se afirmaba que dormía 3 horas al día , que no necesitaba comer, que leía casi a la velocidad de la luz, que tenía el cráneo especial, que sabía un montón de idiomas incluyendo lengüas muertas, que al morir y hacérsele la autopsia tenía el cerebro "cristalizado" (!!!!!!), etc.
Por supuesto no se decía que mandó a asesinar sin la menor misericordia al zar y a toda su familia de manera cobarde ni de su triste papel como
cabecilla de una revolución que no por masiva fue menos sangrienta.
Hoy por suerte, todo lo que queda es poco más de un cuarto de momia en el ridículo Mausoleo de Lenin en la Plaza Roja y que ya al parecer va a ser trasladada de allí hacia el lugar natural y apropiado de todo cadáver insepulto. Pero ese señor ha tenido además la inmerecida suerte de que se tratarán sus restos con más respeto de lo que él hizo con los de los Romanov.


Monday, January 10, 2011

QUIEN NO LA DEBE, NO LA TEME

Me he fijado que en lso blogs oficialistas y medios de prensa que responden a la dictadura de los Castro se ha hecho mucho ruido respecto a la ley que los Estados Unidos pretende crear para identificación de usuarios en Internet.
Una vez más los tracatanes del régimen, inflan el globo para querer pintar a Estados Unidos como un país que no es democrático y explotando una vez más el temor a invasiones de la privacidad, etc.
Hay que tener la cara de hormigón armado para criticar una medida que en definiva, será un bien para todos. ¿Acaso haya alguien que se oponga a que se identifique fácilmente a los pederastas que pululan en la red? Es solo un ejemplo. Hay miles y miles de páginas web que transmiten a diario mensajes de odio, fanatismo, racismo y todas están amparadas por aspectos oscuros de las leyes de cada país.

Siempre he sido fiel y firme defensor de la libertad de información, pero una cosa es la libertad y otra el libertinaje. Una cosa es la libre expresión y otra muy distinta cuando mensajes de odio inundan los ordenadores de millones de personas.

En definitiva, si no hemos cometido un delito, ¿a qué le tememos?

Pero lo más absurdo y lo más cínico es que alguien que defiende al régimen cubano como son esos descarados de Cambios en Cuba, Cubasí, Islamía, todos unos miserables tracatranes, se atrevan a criticar precisamente en ese tema.
Yo no sé a los demás, pero a mí no se me olvida que en Cuba se abre la correspondencia ajena, cosa que en Estados Unidos es un delito federal castigado con todo el peso de la Ley. En Cuba esa privacidad que tanto dicen defender no existe, es que además ni existe internet para el ciudadano medio y ellos lo saben bien. Tanto Lagarde, Ubieta, como la Vladia Rubio, la Norelys Morales, la Rosa Miriam Elizalde, el Yohandry, etc, tienen asegurado su acceso gratuito a Internet por ser unos lamebotas sin vergüenza alguna. Ellos sí pueden navegar libremente y eso los hace infinitamente más culpables porque conocen la verdad de muchas cosas pero la usan para su provecho propio y dedican su tiempo a defender lo indefendible y a hacer esfuerzos diariamente por denostar y difamar a los pocos en Cuba que se han atrevido a manifestar lo que realmente piensan.