¿¿MENTIROSO YO?? PARTE 1

Bien merecen los periodistas la oportunidad de trabajar; el periodista trabaja para el pueblo, el periodista informa al pueblo. El pueblo solo necesita que le informen los hechos, las conclusiones las saca él, porque para eso es lo suficientemente inteligente nuestro pueblo cubano. Por algo las dictaduras no quieren libertad de prensa...]

Libertad de prensa hay ahora, porque sabe todo el mundo que mientras quede un revolucionario en pie habrá libertad de prensa en Cuba. Quien dice libertad de prensa, dice libertad de reunión; quien dice libertad de reunión, dice libertad de elegir sus propios gobernantes libremente. Cuando se habla del derecho de elegir libremente, no se refiere solo al presidente o a los demás funcionarios, sino también a los dirigentes; el derecho de los trabajadores a elegir sus propios dirigentes.

Pues aunque no lo crean, esto fue dicho por Fidel Castro en Camagüey el 4 de enero de 1959. Sería objeto de especulación y debate saber si hablaba en serio o si ya tenía en mente la construcción de su estado totalitario y la subordinación de todo un pueblo a su gusto y capricho. Yo me inclino a pensar de que lo tenía todo calculado.

Muy poco tiempo después ya comenzó a criticar a los medios de difusión que mostraban independencia de criterio hasta que finalmente, todos sabemos como terminó clausurando diarios, revistas y emisoras de radio. Todo lo que no destruyó fue a parar a las manos de ese pulpo que es la propaganda totalitaria del Estado de partido único. Las voces contrarias cesaron casi de golpe.

Respecto a la libertad de reunión o de asociación, ya conocemos lo tolerantes que son las Brigadas de Respuesta Rápida y las turbas presentes en los mítines de repudio, pero esa es la parte no institucional, ese es el frente callejero del que se vale para intimidar a lso opositores. En el Registro Naciomnal de Asociaciones no se inscriben nuevas organizaciones privadas civiles. Una disposición de ¡1962! lo impide.

Si usted pudiera sentarse frente al dictador con ese extracto de su discurso de 1959 en Camagüey, primeramente se haría el que no entiende (para ganar tiempo porque sordo no es), después comienza a poner cara de que te vá a comer o a soltarte una risita despótica y burlona para decirte que la CIA te ha entrenado bien y finalmente comenzará a irse por la tangente o a lanzar parrafadas de fría estadística o a hacer comparaciones con otros países. Quizás logremos que responda la pregunta y para ello le bastará con decir que "el pueblo aún no estaba preparado, que estaba confundido".