Que duro tiene que haber sido para este par de descarados verse de la noche a la mañana en el lodo, cagándose en la hora en que animados por la cervecita fría y el dominó hablaron de quien no se puede hablar. Es que quien se pega demasiado al fuego, tiene que andar a la viva para no quemarse en vez de calentarse. Por esta gentuza no se debe sentir compasión, aún así si el castigo les vino de quien mismo les amamantó. Dicen quienes han visto el vídeo donde son hechos talco estos dos oportunistas, que es aprovechado cada detalle por mínimo que sea para sacarles el trapo sucio. Eso no es nuevo, ellos se lo hacen a todo el que les molesta o que quieren hundir.En su época aunque con mejor suerte, le tocó a Robaina, que se quiso hacer el dinámico simpaticón con su ridículo safari remangadito y sus comederas de mierda de "31 y palante", "súmate", "solprendete" y todas aquellas idioteces, amparado y dirigido como un muñeco por otro caído en desgracia: Carlos Aldana. Ahora Aldana no se sabe donde está (en algún remoto plan de alguna instalación a la que no va nadie) y Robertico se dedica según él a pintar.
No entendieron el mensaje: se puede vacilar, vivir la dulce vida, hacer y deshacer, pero nada de opacar ni un poquitín a la figura máxima, al invicto y mucho menos hablar de él o decidir sin su permiso.
¡Que se jodan!
Los que más suerte tienen han sido los avispados que a tiempo se dan a la fuga y van a hablar en el show de María Elvira para ganarse el borrón y cuenta nueva.
En el otro lado están los que han sido mandados por el Coma andante a Miami a hablar a su favor o los que arrepentidos de haber dejado un modo de vida parásito en Cuba y que no soportan el trabajo duro del capitalismo, se convierten en cotorras de la dictadura.
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