¡¡ESTE BLOG ES RACISTA!!

Hay un señor anónimo, que reiteradamente me tacha de racista. Intenté explicarle en dos ocasiones por qué no me considero racista ni que lo posteado por mí contenga racismo. Ha sido inútil que me entienda (ya le he contestado al menos dos veces) pues no soy de los que suelen dejar sin respuesta a nadie, a no ser que ya entren en una clara intención de ofensa personal gratuita, sucia o que se trate de alguien que ya entre en el círculo vicioso de NO QUERER entender.
Como soy una persona que me considero paciente, asumo que no me ha entendido y le aclararé por tercera y última vez.
En su último comentario, parece haber quedado ofendido porque en el banner donde decía "este blog es de videl", una vez más utilicé la foto de unas cubanas de piel negra que hacían un mitin de repudio a las Damas de Blanco.

Tomando (quiero pensar que equivocadamente) mi intención, el indignado comentarista asume que yo las coloqué ahí por ser negras, cuando en realidad eso es totalmente irrelevante. Se trata de unas malas cubanas que han ido a ofender y a agredir verbalmente a otras cubanas más dignas entre las que dicho sea de paso, hay negras también y tampoco es relevante.

Las que se prestaron gustosamente a hacer el mitin son esas señoras de las que tanto al comentarista le ha llamado la atención el color de su piel y no lo que hacen. Si hubiesen sido blancas, asiáticas, mestizas o esquimales, no es eso lo que me importa a mí o debe importar a nadie. Les tocó el turno a estas por ser las que estaban allí, posando bravuconamente para la cámara en una foto que ha quedado como una muestra clásicamente expresiva de los que son los despreciables mitines de repudio a causa de la expresión de los rostros y la gesticulación, no por el color de la piel.
Los cubamos al contrario que los norteamericanos, nunca le hemos colocado a los ciudadanos de piel negra el rótulo "afro". Hemos preferido, como Martí, descartarlo en favor del único aceptable: cubano.
Amigo anónimo, ya expliqué que el racismo que persiste en Cuba es de carácter folklórico y heredado del colonialismo español y de otras épocas en las que la discriminación por motivos de raza era abierta y considerada muy normal. Cuba es un crisol de razas, eso es una realidad y usted podría leer a Fernando Ortiz por ejemplo. Le vendría bien.
He conocido a personas con un complejo que les hace ver discriminaciones donde no las hay, de esos que aún ven en cosas como el teatro vernáculo y en el personaje del negrito una especie de burla, sin tener además en cuenta que era el gallego (el blanco) quien casi siempre llevaba la peor parte. En estos tiempos en los que la condición humana no se define por el color de cada cual, raza y política son dos cosas mal llevadas, una especie de matrimonio a la fuerza y ya totalmente innecesario. No se puede vincular a la llamada revolución con un asunto como este. La discriminación es algo que vá desapareciendo por ley natural y evolutiva del pensamiento humano a lo largo del tiempo. Los movimientos por los Derechos Civiles, sí, han sido un factor importante, pero hacer un manoseo abusivo del asunto racial para conveniencias políticas, apesta. ¿Nadie vió nunca antes de 1959 en la puerta de la casa de alguno de sus vecinos mestizos o negros una pegatina con la cabeza de Batista donde decía "Este es El Hombre"? Y a causa de esa empatía racial, ¿no estaban acaso equivocados?

En la Cuba castrista se ha tratado de hacer una especie de contrarracismo que es a la vez un racismo tan dañino o más que el otro. Pretender que haya una estudiada proporción de negros, mestizos o blancos en una institución es si no aberrante, tremendamente hipócrita, pues está basándose en la raza y no en la capacidad o mérito de cada cual. No creo ser el único que recuerde las actas de reuniones, donde se incluía el porciento de personas con una raza determinada o cuando se llegó a extremos de exigir (con discreción "revolucionaria") a tribunales académicos que entre los premiados tenía que haber al menos un negro. En el medio cultural, tampoco escapó el asunto de esta manipulación anormal y se ha forzado el papel de la herencia africana presentándolo como "nuestras raíces" y no como parte de ellas. Uno de estos teóricos opinaba que la actuación de Denzel Washington como un personaje de Shakespeare en "Mucho ruido y pocas nueces" era un "intento imperialista yanqui por no lucir como un sistema racista" cuando es más fácil y lógico pensar que como a mí en el caso de la dichosa foto, al director de la película, Kenneth Branagh (que de paso, es inglés) lo tiene sin cuidado el color de la piel de un actor.
El afamado escritor brasileño Jorge Amado, no sin cierta razón, asegura que la discriminación racial dejará de existir con la mezcla. Pero esta no es la única y exclusiva fórmula. Lo más sano y auténtico es que cada cual se sienta orgulloso y cómodo con su raza sin tener que estar sometido a innecesarios apoyos o calzos. En este caso es donde mejor se aplica el "no me defienda, compadre".

Volviendo a la susodicha foto, he meditado y decidido que me gustaría complacer al comentarista de marras que parece estar tan genuinamente ofendido y que por otra parte, la foto es muy buena. De modo que para solucionar el dilema las damas serán blancas y con eso espero darle una satisfacción a su torcida concepción racial.